The Deconstruction (2018) ha sido una decepción.
Así es. Esperaba con muchas ganas la publicación del doceavo álbum de estudio de los Eels, pero también con recelo creciente a medida que se iban publicando los singles. Lamentablemente, no recordaré este pasado 6 de abril como el día en que Mr. E me calló la boca.
En este disco hay buenas composiciones. La canción que abre y da título al álbum, elegida con acierto como primer single, es un buen ejemplo. También Bone Dry, que nos remite a algunos de los grandes temas pesados de la banda, o Sweet Scorched Earth, el mejor medio tiempo de todo el disco. Sin embargo, encontramos demasiadas canciones que nos dejan… fríos, por no decir fritos. A medida que vamos escuchando el álbum resulta complicado entender a qué vienen todas esas canciones-transición que tan poco aportan. Aunque el mayor problema es que cuando llegan los temas «de verdad»… la mayoría tampoco convencen.
Todo empieza con The Quandary, que directamente sobra. Con su reprise, The Unanswerable, habría sido suficiente. Aunque lo peor es que preceda a Premonition, un single mal elegido que me hizo arquear las cejas a pesar de que siempre me gustaron esas baladas de letras tiernas tan típicas de los Eels. Simplemente, en este caso no funciona. El encanto naif se pierde entre unas rimas pobres.
Rusty Pipes me gusta. Es un placer escuchar a Mark Oliver Everett entonando esas melodías que tan profundas resultan cuando suenan con su voz rasgada. Es, probablemente, otro de los puntos álgidos del álbum. Pero, como a lo largo de todo el disco, nos dan una de cal y otra de arena al situar justo detrás The Epiphany. No diré que sobra, pero desde luego es de esas que aportan poco al disco.
Cuando llega Today Is The Day se agradece. El que fue segundo single del disco es también una canción muy eels, pero de su otra vertiente, esa que representan tan bien canciones como “Saturday Morning” o “Hey Man (Now You’re Really Living)”. Nos mueve a pesar de las dificultades que tiene Mr. E para diferenciarla vocalmente del resto del disco.
De entre el resto de canciones, Be Hurt y There I Said It se sitúan entre las canciones con las que me quedo del álbum, pero no porque hagan grandes méritos por sí mismas. You Are The Shining Light trata de repetir el efecto de “Today Is The Day” pero fracasa en el intento, y Coming Back y Archie Goodnight, nuevamente, no aportan gran cosa. In Our Cathedral podría no ser una mala opción para cerrar el disco: el problema es que uno llega hastiado.
Lo cierto es que, para bien y para mal, uno ya sabe más o menos qué va a encontrar cuando un nuevo álbum de Eels sale a la luz. En esta ocasión, Mr. E ha juntado algunas buenas canciones con otras, demasiadas, que nos dejan indiferentes. El resultado es un conjunto que no resulta para nada memorable. Ni siquiera para quien no le exige demasiado.
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