Cuando en un tocata empezaban a sonar los primeros acordes de, por ejemplo, “Breakfast in America” o “Even in the quietest moments”, ya todos nos mirábamos y con una amplia sonrisa decíamos: “Son ellos”. Antes de que Mr. Davies y Mr. Hodgson empezaran a cantar ya sabíamos que eran ellos por ese special touch, por ese rock entre sinfónico y melódico pero siempre comercial y pegadizo, siempre fácil y siempre llegando a todos, en cualquier país del mundo, desde cualquier bareto de suburbio hasta el más elegante de los restaurantes de moda.
Fue un honor presenciar hace ya más de doce años a Supertramp en Madrid, ya talluditos, ya mayores pero nunca viejos. Ese adjetivo no puede aplicarse a un grupo que sigue vendiendo millones de discos y sigue haciéndonos bailar con sus discos, con sus melodías pegadizas, eternas, que siguen vigentes y aún se piden en los bares… Ese grupo inglés que todos creíamos americanos y que ha llenado muchas horas de nuestra adolescencia y juventud. En el concierto que presencié se atisbaba la edad provecta de sus componentes, sabios y mayores, compositores de una música especial que los identifica y hace únicos.
Una vez más daré nombres y canciones en pocas líneas porque trato, quizás sin conseguirlo, dada la complejidad del empeño, de intentar expresar lo que siento cuando escucho alguna canción como “The logical song”, con sus rimas y ritmo pegadizo. Se me van los pies cada vez que oigo “Goodbye stranger” y percibo la historia de Mary y Jane, como llamaban a la marihuana en aquellas zonas americanas. ¿Cuántos grupos subsistirán y pasarán a los libros de historia de la música a la altura The Beatles o The Rolling Stones? Pocos. Pero, ¿cuántos formarán parte de nuestro acervo musical, de la banda sonora de nuestra vida? En mi caso sin duda éste es un ejemplo que por edad he tenido la suerte de disfrutar en mi juventud.
Pero no puedo consentir, ni de coña, que hablemos de un grupo para cuatro ancianos. Eso sería falso. Me atrevo a decir que ellos sí están en el reducido grupo que antes comentaba. Es una banda de tal calidad que ha trascendido al tiempo y que pasará a la historia de la música en el selecto elenco de bandas como los Rolling, Beatles, The Mamas and The Papas o Beach Boys.
Para destacarlos he elegido el L.P. más vendido de su carrera, Breakfast in America, del año 1979, grabado en Los Angeles con la siguiente formación:
– Saxo: John Helliwell.
– Voz, guitarra y teclados: Roger Hodgson.
– Voz, teclados y armónica: Rick Davies.
– Batería: Bob Siebenberg.
– Bajo: Dougie Thomson.
– Trombón y tuba: Slyde Hyde.
Ya he citado algunos pero sin duda los temas principales son “Take long way home”, “The logical song”, el tema que da nombre al disco «Breakfast in America«, “Goodbye Strangers” o “Gone Hollywood”.
Hablamos de un disco que vendió millones de copias situándose número uno en Canadá, USA, Alemania, Australia, España o Francia, resistiéndoseles su país de origen donde no llegaron al número uno con este álbum.
No olvidemos la portada, inolvidable para todos sus coetáneos, como lo fueron otras de la banda. Refleja una vista desde la ventanilla de un avión con una estatua de la libertad especial representada por una camarera que sostiene una bebida, y tras ella una recreación libre de N.Y. El artista fue Mike Doud.
El éxito llegó por la suma de todo, por la icónica portada, por esos temas tan pegadizos dentro de un estilo que si bien es facilón al mismo tiempo está muy trabajado, por ese sonido tan identificativo. Y ahí sobre todo está lo que les hace especiales… «Son ellos» seguimos diciendo cuando en la barra de la Polka u otro bar nos sorprende uno de sus temas. “Sí, son ellos”. Ese estilo de hacer música es inconfundible, tiene el sello de Supertramp.
Así pues rindámosles culto y escuchémosles tanto como se merecen, hasta la saciedad.