Cultura musical para indios y salmones

PRINCE, PELIGROSAMENTE AUDAZ

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Peligrosamente atractivo, inmensamente audaz. Ese monstruo de la escena, ese fenómeno paranormal, impactante e innovador hasta el fin de sus días dijo: “Le doy a la gente lo que necesita, no lo que quiere”.

Empezó su carrera imparable con su primer disco en 1978 y la acabó hace ahora un año. Dejó tras de él, una manera de interpretar, una calidad musical indiscutible y a la vez muy muy especial y construyó un mundo aparte donde él era el príncipe… de Minneapolis y del pop.

Cuando me propusieron escribir sobre Prince, también llamado el Artista y rematado con un Símbolo, sexual por supuesto, pensé en su carrera artística y en lo mucho y tan diferente que el príncipe de Minneapolis ha aportado a la música, al cine, a la moda… y eso os lo voy a intentar resumir.

Yo tengo, como muchos otros mortales, el incuestionable honor de haberlo visto en directo, en Montjuic y tuve la suerte de que la promotora me proporcionara un un codiciadísimo detalle, la pulsera que me permitía estar en primera fila. Por eso cuando vi que se marchaba tras su última canción, “Baby, I’m a star”, pude verle perfectamente. El público esperaba algún bis más pero dos guardaespaldas le colocaron una toalla en el cuello y una limusina le esperaba detrás del escenario, en ella partió como desdeñando al respetable… Como un divo, lo que es en el recuerdo y lo que era en vida hasta el último momento.

Desde allí pude ver a ese monstruo, no solo de la música, también de la sensuallidad. El mayor de los impactos fue su forma de moverse, su forma de lamer a las bailarinas, su forma de tocarse y de fundir y confundir sexo y música, sentimiento, pasión… todo ello se plasma en uno de los mejores temas de la historia del rock, según muchos, “Purple rain”.

Fue todo un icono, cuidando mucho la imagen. En su segundo disco “Prince” el torso desnudo en la portada es una declaración de intenciones. O en la de “Purple rain” donde aparece sobre una moto… desafiante, glorioso. Todo talento, de hecho fue niño prodigio, a los 12 años ya tocaba 20 instrumentos… Acompañó a los Rolling en el año 81 apareciendo en escena en slips, medias blancas hasta el muslo, tacones y rezumando sexo. Él, que marcó moda atreviéndose a todo y fundiendo funky con glam y rock, él que era el más deseado por cualquier sexo puesto que para él no había sexos diferentes.

Prince es mucho más que un músico, él que nunca confesó su inquietante admiración por Michael Jackson, inspiró a artistas y grupos que produjo, cedió canciones o influyó. Sería imposible nombrarlos a todos pero Terence Trent d’Arby o las Bangles son ejemplos de los más interesantes.

Creo que todos aquellos que por lo que sea no lo conocen deben darle una oportunidad. Invito a que saboreen cualquiera de sus temas, hits o no. Su lista de éxitos es bien larga… “Purple Rain”, “A kiss”, “Controversy”, “Love sexy” o “I wanna be your lover”… Y lo más destacado es su sonido, cualquier tema suyo solo se puede definir diciendo que suena a Prince, su estilo era único. Innovador, inquietante hasta el paroxismo, celoso de su mundo, no tuvo inconveniente en grabar varias películas que recomiendo tales como “Purle rain” o “Sign of the times”.

Su aportación a la moda tampoco dejó indiferente. Un camaleón capaz de hacer de cada una de sus apariciones una apuesta a la modernidad que sabía que encabezaba. Dijo una vez que llevaba tacones porque era 1,52 metros de arte y peligro y de glam e insolencia…, y porque a las mujeres les gustaba. Sus slips, sus chaquetas de colores con chorreras, sus desnudos ya sean de torso o totales, su imagen siempre fue controvertida.

Cuando murió el presidente Obama estuvo muy acertado. Dijo que pocos artistas han influido en el sonido y la trayectoria de la música popular con más claridad, o alcanzado a tanta gente. Con su muerte a los 57 años el mundo perdió un icono irrepetible.

Días antes de morir y aún con una gripe reunió a unos amigos para presentar su flamante y nueva guitarra púrpura ¿cómo no? Ahí estaba junto a su ya conocido piano púrpura. En aquel momento nada hacía presagiar que estaba próximo su fin. Sus fans aún no nos creemos el hecho y como se dice siempre, seguirá vivo por su arte en nuestros corazones.

En poco tiempo las muertes de estrellas como el dios Bowie, Leonard Cohen, Lou Reed, Prince y tantos más nos han dejado huérfanos, en parte, de calidad.

God save Prince.

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