Antes de empezar a leer, quiero que sepas que vengo a reivindicar el pop, porque no todo es indie, también hay pop del bueno. Pop como el de los Beatles, como el de los Beach Boys o como el de Mecano, que sí, que a lo mejor no es del gusto de todos, ¡Pero está bien hecho! y sobre todo, los tres grupos nombrados hicieron historia dentro de este estilo y sirvieron de precedente a todos los grupos que vinieron detrás.
En un momento donde el pop se encuentra debilitado, donde Google te dice que pop es Enrique Iglesias y La Bicicleta de Shakira, es normal que los músicos rehuyan de él.
Pero aquí llega Sidonie con un manifiesto para reconciliarse con el pop.
El pasado mes de septiembre publicaron El peor grupo del mundo (2016), su octavo disco, una declaración de amor al pop. Un disco con el que vuelve a lo que fueron en 2007 con Costa Azul o con El incendio (2009).
No es que el trío catalán dé un paso atrás en su música, sino que han querido volver a aquellos años donde la melodía y el estribillo eran la clave de cada canción.
En este disco encontrarás 10 canciones bien ejecutadas y muy bien paridas, como se suele decir. Canciones con referencias a The Doors, a Lori Meyers, a Morrissey y algún revés al Primavera Sound, al que de alguna manera acusan de postureo moderno.
El disco lo abre la canción que le da nombre, basada según ellos en la experiencia propia que vivieron 20 años atrás, cuando había, tal y como dice el tema, “mucha pose y poca voz”. Le sigue “Os queremos”, otra joya impecable y magnífica con ese sonido tan Sidonie.
Otra de las canciones a tener en cuenta es “Los coches aún no vuelan”, en la que una vez más, encontramos un guiño a The Beatles con el inconfundible sitar.
37 minutos de disco donde podrás encontrar claras influencias de los Rolling Stones en canciones como “Fundido a negro”, o de los antes mencionados Mecano en “Siglo XX”.
Y para acabar el disco, “No sé dibujar un perro”, tema en el que en directo homenajean a Bob Dylan en el video de “Subterranean Homesick Blues”.
El peor grupo del mundo reafirma que Sidonie hace lo que mejor se le da, canciones con historias y melodías pegadizas, sin complejos y con la cabeza muy alta, como debe ser.