En la década de los sesenta, mientras media España seguía sumida en un oscurantismo de corte medieval, en Mallorca recibíamos las visitas de Jimmy Hendrix y Wilson Pickett, George Best lucía palmito por las mejores discotecas en Gomila (si, Gomila) y una explosión de vanguardias de todo tipo llegaban de manos de miles de turistas y que estaban al alcance de todos aquellos que quisieran abrir su mente más allá de lo establecido.
De ese “boom” turístico fue la música la disciplina artística más beneficiada, no había hotel o discoteca que no tuviera su propia banda o programación musical (la figura del DJ aun tardaría en llegar a escena) y eso hizo que se creara un caldo de cultivo más que interesante en la isla que supieron aprovechar tanto músicos locales como estatales y personas como Miguel Aller, que harían falta ríos de tinta para dar a conocer su papel en el desarrollo de la industria musical a través de sus sellos Fonal y Maller.
Son cientos los grupos que entre los años sesenta y setenta hicieron carrera en la isla de Mallorca con mayor o menos fortuna, pero hoy vamos a hablar de Los Brujos una de las bandas con más prestigio de la época y que en poco más de tres años hicieron más de seiscientos conciertos y grabaron un single, este grupo formado por cuatro músicos: J. Riera (cantante y guitarra), J. Muntaner (batería), T. Genovart (guitarra solista) y J. Juanico (bajista) vuelve a la palestra cuarenta años después.
Los Brujos nacieron allá por 1967, cuatro jóvenes enamorados de la “british invasion” (beatles, rolling, troggs…) y el soul americano, su repertorio se alimentaba de bandas como losCream, The Kinks, Bar-Kays y no tardaron en firmar su primer contrato y ocupar espacio en la prensa de la época. En el año 68 entran en el estudio de Fonal en la calle San Jaime de Palma y graban cinco canciones con la intención de grabar un EP, pero un tira y afloja entre la banda y la propiedad retrasa su edición: “El prefería que hiciéramos la versión de “limón,limonero” y obviamente dijimos que no”, meses después les ofrecieron hacer la versión del “Baby come back” de los Equals y aceptaron, añadiendo en la Cara B una canción propia: “I only want love for me”, saliendo a la calle mil copias del single y siendo ahora una joya entre los coleccionistas de sonidos sixties y garajeros. En 1970 llega el servicio militar y eso hace que la formación se separe, a su vuelta, la escena había cambiado, el Dj y las discotecas habían tomado el relevo y Los Brujos fueron rebautizados como Mercurio, en palabras de la banda; “ya nada fue lo mismo”.
Casi cincuenta años después ocurre una especie de milagro, un grupo de “locos” amantes de los sonidos underground desentierra las grabaciones inéditas de la banda y se pone en contacto con la banda, se trata del sello Madmua Records, un sello que tiene como objetivo el rescate de joyas olvidadas de difícil adquisición por su rareza y el paso de los años. Este EP, la tercera referencia de la discográfica, recupera la ilusión y la intención del disco que en su día soñó la banda lanzar a las calles, cuatro canciones, de las cuales tres son inéditas en cuatrocientas copias numeradas y con un bonito libreto lleno de fotos de la época que se han distribuido por cuatro continentes y que sin quererlo, se ha vuelto a convertir en otra joya al alcance de pocos, ya que antes de su salida al mercado, las copias ya estaban adjudicadas a sus compradores.
¡Larga vida a Los Brujos!
Albert . enhorabuena. Control de nuestros grupos originarios . uno de los brujos toco en polka hace poco . hablemos también de FOUR WHND AND DITOS QUE CON LOS BRUJOS FUERON LOS ,,,PRIMEROS GRUPOS GARAJE