Mallorca siempre ha sido un criadero de músicos de hotel. Ya en los 60 y 70, en pleno auge del turismo, cada hotel que se preciara tenía su orquesta, su grupo (conjunto dirían nuestros mayores), su dúo, o su cantante. Bien preparados, bien ensayados, bien vestidos. Tocaban bien, se lo tomaban en serio, se vestían «de punta en blanco». Eran profesionales, y no solamente en su técnica y habilidad musical, sino en su manera de entender este trabajo. Se lo curraban, disfrutaban y hacían disfrutar. Bien pagados, cierto es, pero cumplidores.
Toni Morlà, ya fallecido, hablaba de ello en su libro «Memòries d’un brusquer».
Evidentemente, todo ha cambiado y ahora son menos los hoteles que ofrecen música en directo. Pero los hay. Los músicos hacen la temporada en sus hoteles y hacen varias noches. Los hay desde los madrugadores, que tocan el piano en los desayunos de hoteles de Cala Rajada, a los nocturnos de Cala D’Or, los de Cala Millor, incluso alguno de Palma…
He tenido la suerte de conocer a algunos de ellos y a casi todos los pongo «en un pedestal». Cuántas veces hemos pensado, los que nos creemos rockeros, que era una especie de «descenso a los infiernos», tocar en hoteles para «amenizar la velada». Pues no, señores. Esta gente dignifica la profesión. He tocado con gente que dejaba los ensayos temprano, para tener tiempo a ducharse, vestirse, preparar el material, repasar las canciones… actuar como hace o haría cualquier buen profesional. Gente que hace dobletes, que hace tripletes, que hace verbena y se levanta temprano para tocar el piano a los que desayunan frente al mar.
Estas mujeres y hombres nos ayudan a creer en la música. Es gente que lucha por su profesión, que nos enseña que el músico no es sólo un «tirado», que aporrea la guitarra. Es gente que le tiene un gran respeto a esto que muchos disfrutamos. Gente que se pasa el verano haciendo la temporada para poder seguir con sus proyectos, con sus sueños. Creo en la música y creo en ellos.
También hay la otra cara de la moneda. A principios de verano tuve «la suerte» de pasar unos días en un buen hotel todo incluido (me abstengo a dar demasiados datos). Allí había un grupo («amenizando»/dando asco) la velada. Después de la cena, empezó el show (del cual nada que decir a nivel de destreza musical individual de los chicos). Pero nada de profesionalidad. Pocos ensayos, actitud chulesca y de menosprecio al «guiri»…(aunque buena parte éramos locales). Y sin ningún tipo de coherencia en lo que hacían. Me consta que son músicos de otras bandas… espero que sean capaces de entender que es el público el que da sentido a todo esto. Y que se les paga por ello. Una pena. Yo esperaba ver al grupo de hotel respetuoso, con ganas de entretener y me encuentro esto. Y, repito, no tiene nada que ver con los conocimientos técnicos, con la juventud (porque no eran niños)… sino con las ganas, con la actitud…
Pero bueno, éso no me hizo más que dar aún un mayor valor a los que son de verdad. A los que ,aunque saben que son músicos de temporada, lo hacen sabiendo lo que cuesta vivir de la música, las horas de estudio, ensayo, preparación… Ellos respetan lo que fue siempre el músico de hotel.
Y cierro con una estrofa de la canción «Hotel Solitarios» de Quique González:
Tengo bastante con morder algún pedazo de sueño
Para no olvidarme de las cosas importantes
Y tener encaje, sin perder empaque.
Foto: Los 5 del Este
enhorabuena , yo quisiera ser bedel de hotel pero………. no de cualquiera .