Cultura musical para indios y salmones

LA POLKA: PARTE I

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Era yo un mocoso, un joven al que le impresionaban los capitanes de barco, los regatistas, las chicas que iban con los regatistas, los mozos bronceados campeones de la mar, las exitosas mujeres elegantes, y a la vez modernas… Ese mundo de buen rollete me impactaba y todo él se daba cita en un bar: LA POLKA. El bar, que fue diseñado como el interior de un velero, con madera y maneras de mar era un bar de los de antes donde la forma no estaba en lo aséptico sino en lo cálido.
A los adolescentes nos llamaba mucho la atención que un bar… ¡en el año 1974! tuviera tanta parroquia , cupiera tanta gente y hubiera tanta otra fuera del recinto hasta llenar la calle.

La Polka original nació, una vez más, de la mano de Rafa Navarro, ese experto en abrir y lanzar locales, no sólo LA POLILLA y La Polka sino otros fueron objeto de su marca: el éxito. Había que dar la réplica al CHOTIS que tenia nombre de baile castizo y se les ocurrió, creo que a Guillermo Vidal pero no puedo jurarlo, un nombre también de baile: La Polka. Con vocación marinera, no tardó en ser el bar predilecto de marinos y regatistas, de yachtmans y de cortesanos. Esto último no debe extrañarnos puesto que la realeza eligió LA POLKA como su bar de referencia, su lugar de encuentro donde los paparazzis se apostaban esperando a las infantas, a Felipe o a los de Grecia y otros personajes que pulularon por su terraza y la acera de la calle Calvo Sotelo, después Joan Miró, que se convirtió en la ampliación de la terraza polkera.

En La Polka el cocktail era de éxito seguro. He tenido ocasión de conocer al primer barman… creo que hubo más, hasta que llegó Miguel, Miguel de la Polka, cual si fuera un ducado o baronía. Ese hombretón asturiano de amplia sonrisa, siempre atento y rápido, sabía perfectamente hasta donde ser amable sin pasarse y hasta donde poder incomodar si era necesario. Gran mostacho y buen porte. Para mi no ha habido un barman mejor y, además, una gran persona, algo que trasciende al personal que acababa rindiéndose a su autenticidad… Miguel era muy de verdad.

Otro factor del éxito de LA POLKA fue su empatía con el mundo de la medicina y la enfermería, no debe extrañarnos por qué está cerca de Son Dureta y el bar y su clientela eran un imán. Ese mundo del mar, ese bar con tan buen rollo, con tan buena música y tanta gente. Tanta que invadían la calle Joan Miró. No había mejor antesala para llegar a Gomila, por eso esa zona lo adoptó sin problemas siendo un bar emblemático junto al Joes, Chotis, Polilla, Moncloa, Minims y Casablanca, ese vergel en S’Aigua Dolça, que los Bonet llevaron con tanto éxito y buena mano durante años.
Volviendo a los médicos y ese mundo de bata blanca, quiero confesar que yo empecé a ir a la Polka por un muy buen amigo, médico, por más señas… y excelente persona. Formaba, como tantos otros, parte del paisaje inalterable del bar, era prolongación del mismo y es de los que ahora, en la última etapa de la Polka te dicen… muchacho… La Polka era… de otra manera .. jajaja, claro tío. Han pasado los años y todos somos más mayores y la infanta Cristina no está motivada y a Elena le tiran más los caballos. A Felipe, al Rey, se le espera. Pero el actual ritmo de LA POLKA será objeto de otra reseña si estos muchachos de NOTODOESINDIE me lo permiten.

A fin de cuentas hablamos de un local que abrió de 1974 a 1992, luego del 2000 al 2002 y luego en su última y actual singladura desde 2011 hasta el infinito… aunque eso será LA POLKA: PARTE 2.

Podría estar contando anécdotas, la mayoría transmitidas por sus impenitentes clientes que  SIGUEN VOLVIENDO, como el asesino al lugar del crimen. También por otros… anécdotas muy reveladoras. Cuando te cuentan estas historias quiere decir que se trataba de un bar con un ritmo vital absolutamente adictivo. Llegar a tu garito favorito y ver aquel buen rollete, aquella terraza que conectaba con aquellas ventanas correderas que hacen de la primavera una época deliciosa para estar en esos quicios de ventana, y ver a Miguel sonriendo y mandando en la barra y en todo el bar. Eso marca y hace que los lugares sean inolvidables. Más aun cuando el bar tiene hechuras de barco, maderas de barco, diseño marino y el espacio medido a conciencia para convertir 26 m2 en el lugar más acogedor y enrollado que Palma ha tenido. Si a ello le unes la excelente linea musical y el personal que lo poblaba. BINGO: LA POLKA.

 No es pues de extrañar que ahora… y pasados años desde su apertura, allá por 1974… cuando el bar ya estaba cerrado, unos madurillos nostálgicos decidiéramos no sólo abrirlo para todos sino ponerlo de moda. Porqué la Polka se lo merece y su gente lo agradece y responde y en ocasiones… se emociona. Y aunque sea semisecreto que sepais que Miguel,  sí, Miguel Cernuda, Miguel de la Polka, en ocasiones nos visita.

 Y es especialmente excitante que muchos de los antiguos pobladores al salir del bar, de su bar, te digan: «Gracias a ti por haber abierto el bar, otra vez».

Continuará…

8 Comentarios

    • no se si esto podrá publicarse pero llevo tanto tiempo queriendo agradecer los comentarios que se hicieron a través de esta publicación que ….
      LO DICHO , MUCHAS GRACIAS Y SI …. SI , FUERON IRREPETIBLES

  1. Yo no tuve ocasión de conocer La Polka en esa época, creo que estaba en proyecto todavía, pero no todo es nostalgia… La Polka está llena de gente muy variopinta, unos anfitriones maravillosos y siempre buena música…. Vamos, que tiene tirón para largo.
    Viva La Polka y Los Polkies

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