Crack de 1929. La gran depresión.
Habían contratado a la orquesta para toda la temporada en el club Flamingo. Betty, la cantante, leía una revista sentada en la parte de atrás del autobús, mientras los músicos ensayaban para matar el tiempo.
De repente se escuchó el sonido de las ametralladoras. Las balas surgían de otro autobús que se había colocado en paralelo. Cuatro disparos impactaron en la cabeza de Betty. El autobús se estampó contra un depósito de agua. Quince músicos muertos, incluido John Frazier, saxofonista y manager de la orquesta que aún agonizaba cuando se acercaron los asesinos para rematarlo.
—Ya te dijimos que no firmaras ese contrato —dijo uno de ellos.
—Ya… sabes… cómo está… todo —contestó Frazier, moribundo.
—¡Sois unos traidores! —gritó otro apuntándole con el arma.
—Mis músicos… tenían… que comer.
—Sí, pero no a ese precio, no con esas condiciones. Prostituyendo a Betty.
—Betty… estuvo de acuerdo… con la cláusula.
—Por eso también la matamos… —dijo uno que acababa de llegar, antes de dispararle.
Era el pianista Sam Hammond, delegado del sindicato de músicos.
…por Daniel Higiénico
Ilustración: Pato Conde