Semanas atrás un servidor acudía a la presentación de un disco muy especial que suponía hacer justicia a uno de los grupos más influyentes de la escena independiente de Mallorca, los Forats Negres. En aquella presentación/concierto/homenaje actuó Toni Cobretti, sobrino del cantante y compositor Pere Pla, uno de los artífices de Forats Negres. Digo esto porque hoy vamos a hablar precisamente de uno de los grupos que lidera Cobretti y que publicaba a principios de 2015 el que sería su primer álbum después de dos EP’s, hablamos de Mañana (Primeros Pasitos, 2015) de The Last Dandies.
Mañana es la perfecta muestra de lo que significa la palabra evolución. Conviene hacer memoria y exponer algunos conceptos de los dos Ep’s anteriores. En 2010 aparecía el debut del grupo con tan solo cuatro temas, que por otra parte les abría varias posibilidades actuando en sitios como Los conciertos de Radio 3 con un éxito notable. Los cuatro cortes, aún siendo música de calidad evidente, dejaban visualizar a los pocos segundos sus influencias más inmediatas. Nombres como The Strokes eran inevitables por lo que restaba personalidad al proyecto. En el segundo Ep, publicado en el año 2012, se daban unos cuantos pasos en materia de producción, sonido propio y más personalidad aunque manteniendo la esencia del primer EP y empezando a seguir otras líneas… otras posibilidades sonoras… Dos años más tarde saldría publicado el disco que hoy reseñamos.
El primer punto a comentar, es el evidente cambio de idioma en seis de los diez temas, aspecto que, aunque es evidente que es un cambio sustancial, no es el más significativo para el que escribe. La evolución viene a través del paso de gigante en el sonido final, y gran parte de culpa la tiene el músico, guitarrista y productor Jordi Herrera (al igual que en los anteriores EP’s). Una vez analizado el álbum, podemos encontrar gran variedad de propuestas a través de teclados, electrónicas, ráfagas sonoras y evidentemente de los instrumentos habituales… además, estamos hablando de un disco escrito y compuesto por Toni Cobretti (exceptuando “Mañana” escrita por los cuatro músicos) que está, desde hace un tiempo, metido de lleno en una involución en su carrera. Buscando (y encontrando con creces) el camino hacia sus propias entrañas. En su propia oscuridad que reflota y golpea tanto con frases como con hostias sonoras. Esta involución también la encontramos en el orden de los temas del disco, parece como si el grupo quiere que veamos su transformación en tiempo real. Que presenciemos como se aleja de su yo pasado. Los temas en inglés, sí tienen cierto gusto a los dos Ep’s anteriores pero ya en otra dimensión. En otro universo distinto. Preparándonos, creo, a lo que será el paso definitivo.
Entre los temas, avisos directos como los de “Huye de la gente” con frases como “huye de la gente que sonría al verte, coge, cuchillos afilados, si quieren algo de ti, afilados, afilados afilados” y que además, está sumergida en una base musical cercana al drum & base; historias más abstractas (o no) como “Qué bien te sienta el color” en los que “oigo andar a la luz, que me llevará hasta ti, que bien te sienta el color, que bien te sienta el color del mal del mal del mal”; temas más cercanos a la música indie de sus primeros EP’s como “Circle” o “Loser”; o licencias creativas (y muy estimulantes) como la muy curiosa y brillante “Conga”. Tan solo unos cuantos y minúsculos ejemplos de lo que encontrarán los que se quieran perder (para bien) en Mañana.
No quiero acabar sin comentar el precioso artwork que confecciona Patricia Fort en la que ya anticipa que hay un cambio en el grupo, un acercamiento a un mundo más abstracto y oscuro. Al igual que hay que mencionar al resto de la banda que realiza un trabajo magnífico tanto en ejecución como en aportación de ideas para acabar de pulir las composiciones de Cobretti, hablamos de Daniel Spies (batería) y Jordán Travieso (bajo eléctrico). En definitiva, un disco excelente, valiente, con un universo muy propio. Parecido a nada y que vaticina un segundo álbum todavía más personal, dejando a un lado la primera época del grupo y adentrándose en las fantasías interiores del Sr. Cobretti y su banda.
© Jesús Mateu Rosselló, 2016