Camino Soria es sin duda uno de los mejores discos que ha dado la historia del pop español. Tenía claro que este disco debería ser reseñado y tenía algo en mente que me hacía especial ilusión, que fuera el propio protagonista quien desgranara esta pequeña obra de arte. Objetivo conseguido: aquí tenéis una reseña muy especial firmada de la mano del propio Jaime Urrutia que nos cuenta tema a tema su particular visión del mítico álbum, 30 años después de su lanzamiento. Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid (perdonad, tenía que meter un refrán castizo en este artículo), también le hicimos un par de preguntas al que fuera líder de Gabinete Caligari.
CAMINO SORIA (EMI, 1987), fue concebido como un disco conceptual. Yo había sufrido el año anterior un desengaño amoroso y me encontraba en un estado de melancolía que (no hay mal que por bien no venga) resultó muy provechoso para escribir canciones repletas de desamor y despecho. Así es como fueron saliendo una tras otra hasta ensamblar un álbum con una unidad temática propia. Cuando lo escucho ahora me parece un disco muy personal y distinto, que sigue sonando muy fresco y del que, sinceramente, me siento muy orgulloso.
«Pecados más dulces que un zapato de raso»
Con ese sugerente título me llegó, por una amiga en común, un poema de Eduardo Haro Ibars, poeta y escritor maldito del Madrid de los 70 y 80 del que tuve la suerte de ser buen amigo. Se refería a los siete pecados capitales y me pareció idóneo para una melodía muy melancólica que estaba trabajando para el nuevo disco. Tuve que adaptarlo a los fraseos que llevaba la canción con varios retoques y algún giro propio, pero la esencia del poema de Eduardo quedó plenamente presente en la letra definitiva. Me parece una de las mejores canciones de amor que he cantado nunca.
«Suite Nupcial»
Lleva un ritmo de swing con unos arreglos de metal y cuerda muy apropiados. A mediados de los 80 me puse a escuchar mucho a Frank Sinatra y su influencia comenzó a dejarme huella, no sólo por su voz sino por las armonías y melodías de las grandes canciones que cantaba, muchas de las cuales eran swing con orquesta. La letra, con cierta ironía, es puro despecho: qué mejor desprecio a una persona que te acaba de dejar que darle celos yéndote a la suite nupcial de un hotel de lujo a pasar un fin de semana con otra mujer.
«La fuerza de la costumbre»
Una balada slow-rock potente con un estribillo muy épico que rompe y llega muy alto y que tiene que ver con algunas canciones de cantantes melódicos de los 60 y 70 que, escuchando tantas veces, me habían marcado. La letra es muy sincera, al día de hoy me sigo identificando plenamente con ella.
«Tócala, Uli»
Es un homenaje, a ritmo de soul de la Motown de los 60, a nuestro gran amigo y compañero el saxofonista y armonicista Ulises Montero que acompañó durante unos años a Gabinete Caligari en los comienzos de la banda y que falleció en 1986. La letra contiene algunos giros de su forma castiza de hablar y revela su gustos y manera de ser. Creo que quedó, tal como era él, un tema muy chulo.
«Como un pez»
La típica historia de un perdedor llevada a sus últimos extremos con un bandoneón que le da un fuerte aroma de tango. Es una canción complicada con muchos acordes y giros debido a lo cual dejamos de interpretarla en directo. En su origen me recordaba a la forma de componer de mi querido George Harrison de los Beatles.
«La sangre de tu tristeza»
Fue el primer single del disco, como un compendio perfecto del concepto del álbum. Me gustaba mucho el título “Buenos días tristeza” de una novela de la escritora francesa, Françoise Sagan, que hace humano y personifica un sentimiento tan profundo como la tristeza. Musicalmente se mueve cercana al country-rock americano de guitarras.
«Saravá»
“Saravá” quiere decir adiós en portugués, ese adiós que me habían dado y que me había dejado hecho polvo. La música, siendo pop, tiene un aire brasileño como a bossa-nova, un estilo que siempre me gustó.
«Rugido de tigre»
Otra de despecho amoroso con un mensaje rotundo: “con mi rugido de tigre me defenderé de todo lo malo que me pueda acechar en la vida”, con una base y arreglos de R&B y soul. Con ella comenzábamos los conciertos de la gira “Camino Soria”.
«Camino Soria»
Desde que surgió se dejó querer, y estuvo claro que iba a ser la canción entorno a la cual iba a girar el disco, de ahí su duración de casi siete minutos. La ciudad de Soria, con sus connotaciones poéticas y su imagen de un lugar perdido y olvidado, era el marco perfecto para el desarrollo de la soledad y la melancolía del protagonista del disco. Creo que fue un acierto hablar de Soria mientras otras canciones de grupos del momento se referían a lugares más cosmopolitas como París o New York, de ahí su cercanía. Musicalmente tiene mucho que ver con el pop británico de los 60 como de los Beatles o los Kinks, con ese arreglo y solo de trompa o fliscorno que le aporta toda la personalidad al tema.
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¿En qué anda ahora Jaime Urrutia?
Llevo tiempo, sin prisas, preparando canciones para un nuevo disco que espero se edite, por fin, en 2016. Y haciendo actuaciones en un formato de trío que se titula “Al natural” que lleva funcionando muy bien desde 2012.
Y ahora un libro: «Canciones para enmarcar», ¿qué tal la experiencia de escribir este libro musical?
“Canciones para enmarcar” surgió de una sección del programa radiofónico “La Ventana” de la cadena SER que estuve compartiendo junto a mi compañero y amigo Ariel Rot durante cinco años, en la que poníamos y comentábamos nuestras canciones favoritas. La editorial Larousse me propuso hacer algo parecido en formato de libro y ahí que me puse a escribir compulsivamente sobre la música que ha marcado mi vida, al final salieron 56 canciones entre otras muchas más que podía haber elegido. Es un trabajo periodístico de investigación que me ha sido muy interesante de realizar y una experiencia muy gratificante al repasar mi vida a través de grandes canciones.
Comparte algunas con los indios y salmones de Notodoesindie…
Pues se me ocurren tres que forman parte del libro:
–“Satisfaction” de los Rolling Stones, siempre en su versión original. Fue la canción que de niño consiguió que me interesara por la música rock.
–“London Calling” de The Clash, un himno de mis 20 años pues pertenezco a la generación del punk y ellos fueron, sin duda, el grupo más inteligente del movimiento y ella su canción bandera.
–“Branquias bajo el agua” de Derribos Arias. Tuve la suerte de compartir amistad y pasar muchas horas con Poch, un verdadero genio que hizo la música más irreverente y distinta, no exenta de calidad, de los 80 en España.
Disfrutemos de estas tres canciones y si queréis más… ¡comprad el libro!