Cultura musical para indios y salmones

EL CALLEJÓN DEL «CHOTIS»

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ADVERTENCIA: SI NO SABES LO QUE ERA EL «CHOTIS» HABLA CON TUS PADRES ANTES DE EMPEZAR A LEER.

Allá por el año 1971 se abrió un rock bar, una modalidad que aún no existía en Palma ni en la isla. 
 
El Chotis nació de la mano de Albert Gardner y Maruja. Él, un inglés de Manchester experto en música y siempre a la última, en unos tiempos, después de la censura, en que lo único que parecía interesar a la juventud de mi generación era la música francesa, algo de la italiana y poco más…

El Chotis arranca una, en principio, difícil singladura en un callejón, calle Nube, que empezaba desde la Plaza Gomila y no tenía salida puesto que daba a una pared. Era… un callejón sin salida. Y allí, al fondo a la derecha estaba el Chotis (y Bert y Maruja). Ella, una pollensina bellísima con un toque sexy imposible de olvidar. Su deslumbrante figura parecía sacada de un cómic y su estilo importado del viejo Londres, con sus ceñidos suéteres y sus pañuelos anudados al cuello que bien podrían haber sido adquiridos en las tiendas de Carnaby Street.

Empezaba entonces a sonar Rock de verdad. Los primeros vinilos traídos directamente de la pérfida Albión y el mejor rock de aquellos momentos lo podíamos gozar entre la oscuridad de sus paredes y a lo largo de su extensa barra nutrida de paños donde podíamos dejar los vasos de cerveza. En El Chotis se encontraban también todos los adornos propios de un pub británico. Allí empecé a escuchar a Paul Weller, a Jam, a The Clash, a Television y tantos otros grupos que durante los ochenta, momento álgido del Chotis, invadieron nuestros corazones, nuestras mentes y nuestras casas con discos de Roxy Music con Brian Ferry a la cabeza, de los Smiths, algo más  tarde, o de Style Council.

Pero no quiero que ésto sea un simple recopilatorio de lo que se empezó a escuchar en Palma. Me gustaría hacer énfasis en lo que significó para varias generaciones de palmesanos y mallorquines en general un bar que olía a cerveza y libertad, donde Bert y Maruja nos hacían felices sin apenas intentarlo y sin esforzarse (aparentemente), pero con gran profesionalidad.
 
Sí quiero reparar en el callejón, ya que era la puerta de entrada a un exclusivo club de «expertos» en música rock, y también a algunas drogas y amor adolescente. Aquel callejón era un salto al viejo Londres, motos, peleas, trapicheos, intercambio de vinilos, desafíos, romances… Las motos formaban parte esencial de la estética del callizo, pero también los chicos malos que, como sabéis, siempre se llevaban las chicas. Bert y Maruja asistían con flema británica (y pollensina) a todo aquel akelarre de modernidad que se respiraba, sabiéndose responsables de tal revolución. Desde la terraza del viejo y mítico Joe’s, podías ser observado por tus padres o por los amigos de tus padres o de tu colega. Siempre íbamos con nuestro colega, nuestro amigo del alma… con quien compartíamos nuestras primeras entradas al Chotis, y ahí nuestras primeras borracheras, ligues, devaneos y vaciles que, en ocasiones, acababan en riñas (a veces tumultuarias), como corresponde a todo bar de esa índole.

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Por eso lector de Notodoesindie si no has oído hablar del Chotis tienes un problema, corre a tu padre o a quien tenga la edad suficiente para haber vivido ese soplo de libertad, de música rock y de insolencia, necesaria para sobrevivir sin ser tomado por un “pringao”.
 
¿Algun hermano mayor?,  ¿tu tío el moderno tal vez?…ése que estuvo en una clínica de desintoxicación… o aquella amiga mayor con fama de mala y mundana que, sin duda, copiaba los modelitos de Maruja y, si podía, hasta su hablar entre castizo e inglés. Tal vez ellos recuerden el ruido de dardos de fondo o el de los futbolines, según la época… según el momento.

El Chotis vivió desde el 1971 al 2001… ahora ya es insalvable. En su lugar un ambulatorio de la seguridad social guarda entre sus paredes lamentos de borracheras y excesos de maría.

A veces me planteo si fuimos clientes del Chotis o de Bert y Maruja, ya que ellos personalizaron el bar así como lo hizo luego Hugo con el Dylan , Carlos y Juan con La Polilla, Miguel y Guillermo con LA POLKA,  los Bonet con el Casablanca o los Velasco con La Moncloa.
 
Descanse en Paz el CHOTIS y bendito sea su callejón, donde aprendimos a ser todo lo malos que nos dejaron… y a vacilar… y a beber… y a fumar todo lo que pillásemos. Gracias Maruja, que te fuiste ya hace años… y gracias Bert que aún te paseas por Palma como un «guiri», sin haber aprendido aún el español, con ese deje de ciudadano de Manchester que tanto celebramos cada vez que entras en LA POLKA. Hace poco celebramos juntos en mi bar tus 65. Fue especial para la POLKA albergar a alguien tan importante para un par de generaciones… los que vamos de los 45 a los 65. En definitiva, los que nunca olvidaremos ni el callejón ni la calle Nube, nombre que presagiaba donde nos llevaría el tufo que destilaban las motos al pisar a fondo cuando se mezclaba con el olor a droga y cerveza, con un fondo musical que envidiaría cualquier experto de los indios de hoy.

Ahora os dejo. En homenaje al CHOTIS Y SU CALLEJON voy a elegir una ropa con la que epatar. Iré a través del paseillo desde Gomila al Chotis, con paso estudiado a lo Mick Jagger y desdén a lo Bowie… eso nunca fallaba.

21 Comentarios

  1. HAY MALA MEMORIA, SUPONGO QUE PARTE DE LA CULPA LA TIENE MARIA O CATALINA O LA CERVEZA CON LIMA QUE BEBIAMOS EN LOS 70’S, TE CONSIENTO QUE TE OLVIDES DE LO QUE HABIA EN ESA «CALLE» COMO EL RINCON DE LAUREN, RESTAURANTE MEDITERRANEO O EL BARCO, PERO CAMBIAR DE ACERA EL CHOTIS NO, APRECIADO PEP ESTAS PRIVADO DE VER A MARIA DOS SEMANAS.
    ATTE YO.

  2. Yo puedo decir que fuí al Chotis y que Bert me relató que vivió los inicios de Cursach, todo un mafioso en sus comienzos. La diferencia: Que Cursah dice que todo eso es falso y que Bert nos dijo que él habría hecho lo mismo si hubiera podido! Grandes recuerdos del El Chotis.

  3. Grandes veladas en un local que me dejo huella, muchas veces acompañado de Javi, mi primo, un «mueble» mas del Chotis. Gracias Maruja y Bert.

  4. El Chotis, ahí iba con mi novia, hoy mi mujer, a beber cerveza y escuchar música, ya no me acordaba de que un dia fuí joven, jajaja….

  5. Me acuerdo del chotis, tome algunas cervezas alli, tocaba con un grupo de rock a finales de los ochenta cada viernes y sabado en un bar que estaba justo enfrente que se llamaba rock en el barco.

  6. Y aparte de los vídeos de los inicios de The Cure (sin pintura en la cara y con politos pijos) que proyectaban, que buenas, a las a las 3:00 ó las 4:00hrs de la noche/madrugada, las patatillas con el aderezo especisl de Bert: Especias para guisos Mc Cormick.

  7. Magnífico artículo, gracias !
    Yo solía ir al Chotis en los años 70 con mi amigo Marshall, el del Speedway y Motocross, casi cada fin de semana. Aparcaba mi Sanglas en el callejón. Qué tiempos aquellos, cuando había libertad pero no libertinaje. Como está Bert ? La última vez que le vi fue en el 2008 cuando coincidimos en una residencia donde estaba ingresada su madre, y también la mía. Saludos a todos. Simón

    • Yo los conocí a todos y conocía en profundidad y de manera personal a mi amiga Maruja Alfredo y a Toni Bonet a Luis del loro y la marcha que tuvo allí en el chotis Joaquín Sabina el último amor de mi vida lo vivía allí Stefano Wido Campanelli aún no le olvide

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