Vamos a explicar en un recorrido monográfico del por qué el big beat acabó convenciendo a un público alternativo tan exigente y tan escéptico por la música electrónica.
Son a mediados de los 90 cuando la música electrónica está en su momento álgido y culmen de creación, en dónde se siguen erigiendo nuevas vertientes y nuevos ritmos, y trasciende frenéticamente a muchos colectivos. Concretamente, en estas fechas, es cuando eclosiona por primera vez el big beat, en la capital del Reino Unido: Londres. Pero no comenzó a denominarse originariamente así, tuvo diferentes nomenclaturas: amylhouse, chemical beats (por los Chemical Brothers), o brit-hop y hasta la mitad de la década de los 90 no se hace firme la designación del big beat. ¿Por qué se hace llamar así? Porque proviene del club Concorde de Brighton donde semanalmente todos los viernes se celebraban las fiestas The Big Beat Boutique´s donde Norman Cook más conocido por su sobrenombre Fatboy Slim era su residente. Realmente, fue la industria musical y la prensa musical británica que atribuyeron el nombre big beat para concretar esta vertiente de la música electrónica, debido a que en estos eventos se pinchaba la música que contribuyó a su creación.
Para entender la obra de este género, hay que escudriñar su procedencia y sus influencias. El big beat, es una miscelánea sónica de bases y estructuras rítmicas emanadas del breakbeat. A partir de ahí, se centra en compilar mucha música que no es electrónica cómo el rock lisérgico, rock, psicodelia, hip hop, punk, jazz, soul y el funk, y con respecto a la música electrónica obtiene sonidos cómo el house, acid o techno. Con toda esta mezcolanza de sonidos sirve para loopear y samplear los fragmentos de las canciones más relevantes y no tan conocedoras de los géneros no electrónicos que hemos nombrado anteriormente y se acoplan conjuntamente con las piezas de los sonidos electrónicos.
Hay que destacar quienes fueron sus responsables: los pioneros The Chemical Brothers, Fatboy Slim y The Prodigy.
En el año 1995 es el año cero del género big beat. Los Chemical Brothers publican su primer larga duración con este nombre, “Exit Planet Dust” (Astralwerks, Virgin, 1995) ya que Tom Rowlands y Ed Simons en 1993 hasta 1994 se hacian llamar The Dust Brothers, pero tuvieron que cambiar su nombre por un litigio con los Dust Brothers americanos y optaron por inclinarse a nombrarse The Chemical Brothers haciendo referencia a su clásico “Chemical beats” de su primer álbum como Dust Brothers. Extraordinario, excitante y excelso trabajo en el cual exponen a su máxima expresión la experimentación de los ritmos fracturados.
Fatboy Slim entrega su inicial álbum de estudio “Better Living Through Chemistry” (Skint Records, 1996) en el año 1996. Este trabajo de presentación define claramente lo que va a ser el big beat. Melodías totalmente lisérgicas y con unas palpitantes voces en bucle infinito que sirven para enloquecerte.
“The Fat of the Land” (XL Records, 1997). El apoteósico tercer álbum de The Prodigy es considerado una obra maestra de la música electrónica. Con este magnífico trabajo se convierten en unos de los precursores del sonido. Ellos también son responsables de exportar el género al extraño mercado discográfico de los Estados Unidos, consiguiendo unos resultados históricos y una consecuencia a que el big beat se establezca en la industria americana. De este álbum extraemos el controvertido “Smack My Bitch Up” y “Firestater”. Hay que hacer un breve inciso respecto a Prodigy: ellos ya publicaron dos trabajos anteriores, pero sus dos primeros discos son del género hardcore/rave y con esos sonidos hicieron su impronta y optaron por conservar esa imagen gamberra que tanto ha caracterizado a la banda y que han seguido manteniéndola hasta la actualidad.
Las fechas más intensas y más triunfantes del big beat se centraron en los años 1997 hasta el 1999. Fueron unos tres años álgidos y de fabricación de grandes éxitos tanto en álbumes de estudio cómo en canciones que llegaron a facturar millones de ventas y que formaron parte de bandas sonoras de películas, y también se produjo una incesante creación de proyectos musicales totalmente integrados en la corriente big beat. Subrayamos los álbumes de Fatboy Slim “You’ve come a long a way, Baby” (Skint Records, 1998) donde despuntaron “Praise You”, “Rockafeller Skank”, “Gangsta Trippin” y “Right Here, Right Now”; los Chemical Brothers con el álbum “Dig Your Own Hole” (Astralwerks, Virgin, 1997) destacando el “Block Rockin Beats” o el “Setting Sun” que cuenta con la colaboración de Noel Gallagher. En cuanto a la nueva ola de productores, los estadounidenses The Crystal Method con su carta de presentación “Vegas” (Output Records, 1997) y su extraordinario hitazo “Busy Child”; los británicos The Propellerheads con el disco Decksandrumsandrockandroll (Wall of Sound, 1998) y su memorable “Spybreak”; los ingleses Apollo 440 con el disco “Gettin’ High on Your Own Supply” (Epic Records, 1999) y su archiconocido “Can’t Stop the Rock”; los también británicos Groove Armada con su segundo álbum de estudio “Vertigo” (7th Level music, 1999) y su aplastante “I See You Baby” , los Basement Jaxx con su primer larga duración “Remedy” (XL Records, 1999) y los The Freestylers en su trepidante álbum “We rock hard” (Freskanova, Pias, 1998) en el que encontramos el rompepistas “B-Boy Stance”.
Cómo en cualquier género de la música en algún momento de su trayectoria sufren una delicada situación y desidia, y concretamente el big beat le sucede exactamente esto y es el comienzo de un período de decadencia y declive. A partir del inicio del año 2000 de manera paulatina acaba desapareciendo de escena por su falta de creatividad compositiva y productiva, por la escasez de nuevos proyectos, por la aparición de nuevos géneros en la industria discográfica y por los cambios de registro de producción de los pioneros del género. Todos estos motivos fueron los que conllevaron a su “muerte” , pero lo que si consiguió y fue una tarea ardua, devino la aceptación del público alternativo que supo captar su concepto musical y con su sonido les hacia enloquecerlos con mucho entusiasmo.