«Guay, guay, super guay!!!»
Dos australianos resumiendo esta edición del Motorbeach.
Dos amigos, una furgoneta llamada Hotel Mil Estrellas y una pareja de australianos que después de pasarse unos meses en la India pensaron que conocer un antiguo pueblo ballenero de la Mariña Lucense sería un buen plan. Estos son los protagonistas de un fin de semana de Rock perfecto.
Salida el Viernes, previa parada en Gijón a comer un cachopo más grande que una deuda bancaria. Después del necesario carajillo y al mirar con ojitos en la pantalla del celular la hermosa playa de La Espasa, los trotamundos de las antípodas se apuntaron al lío. Normal.
El Motorbeach se celebra en la localidad asturiana de Caravia, a los pies de la playa anteriormente citada. Un lugar de ensueño que se ve invadida de motos clásicas, furgonetas y tiendas de campaña. Un festival de pequeño/medio formato, realmente diferente. Compartir el espacio con motos y/o coches de coleccionista, que los perros puedan entrar, que tengas la posibilidad de casarte estilo Las Vegas o cortarte el pelo a lo Joe Strummer NO se ve en otros eventos. A todo esto se le suma todas las actividades relacionadas con el mundo del motor y del surf que se organizaron . Pero nos centraremos en los conciertos, que hubo cosa buena y rica.
Pulsera en la muñeca y paseo por la gran cantidad de estands que había por el recinto. Primera birra y a disfrutar del Power POP de The Chevelles. Sonido perfecto que nos acompañaría todo el fin de semana. Turno para el cóctel ganador de high-energy Rock´n´Roll, Soul y Surf instrumental de The Dustaphonics. El grupo liderado por el productor francés afincado en Londres, Yvan Serrano-Fontova puso a la tropa a bailar. Atardecer multicolor sobre El Cantábrico y llega el momento de The Pretty Things con su demoledora ración de hits de R&B y Psicodelia. Con sangre joven en la base rítmica de la banda, ofrecieron un señor bolo. Para rematar la jugada una de las actuaciones del festival, The Bellrays. Con ese huracán en forma de mujer que es Lisa Kekaula. En este mundo de la música POPular, tan sumido en el falocentrismo, ser golpeado por la intensidad de esta cantante es estupendo. Controlando todos los aspectos del show, con bronca aterradora al bajista incluida y píldora tras píldora de Rock´N´Soul puso el recinto patas arriba. Momento para los Dj´s; primero Healer Selecta, alter ego del anteriormente mencionado Yvan Serrano-Fontova, que nos hizo bailar con su colección de clásicos modernos de ayer y hoy. A continuación Diego R.J., el inefable conductor de El Sótano de Radio 3. En el momento de acabarse la música a unos cuantos nos dió mucha pena irnos, pero el sábado ya amenazaba entre las montañas.
Amanecida entre tubos de escape de motos y frescor del Cantábrico, tiempo de paseo y de enseñarles a los amigos australianos lo que es un pincho de tortilla. Después de la necesaria siesta llega el momento de darse una ducha. Un punto a mejorar indiscutiblemente en el festival es el número y calidad de duchas y de baños AKA La Peste Negra.
Llegamos para confirmar que Sex Museum tienen uno de los mejores directos nacionales y que Fernando Pardo es la risión absoluta. Su versión del «Fight For Your Right» de los Beastie Boys fue uno de los momentos de la noche. La siguiente banda en actuar serían los legendarios The Fuzztones con su Garage Rock afilado, demostrando estar en un momento de forma envidiable. Era la hora de Marky Ramone y su peluquín. Sin la presencia del carismático Ken Stringfellow, como en otros shows por España y con una banda que en momentos rozaba la orquesta verbenera sólo quedaba la opción de dejarse arrastrar por la cantidad de temazales que vampiriza el batería. Más de 30 temas que hicieron disfrutar a la juventud sónica. Saltos, abrazos, sonrisas y birras antes de otra sesión de pinchadiscos.
En resumen el Motorbeach es un festival diferente, que destila buen ambiente, en un entorno que enamora, con un cartel cuidado y precio ajustado. O como dirían nuestros amigos aussies :»guay, guay, super guay!!».
Año proximo vamos juntos
Vamos!