Cuando decidí escribir sobre Amaral para el suplemento pensé que esta era una buenísima ocasión para poner en valor el trabajo del dúo zaragozano, muy denostado por el público indie, que no el sector… No soy hooligan de ninguna etiqueta ni estilo concretos pero sí creo que hay que defender siempre la honestidad y el buen hacer musical, y más cuando hay una trayectoria que lo avala.
Amaral sólo hace pop; y creo que lo hace bastante bien. Es cierto que desde el principio se situó en las radio fórmulas enfrascados en el mainstream, pero desde hace ya algunos años es obvio que ha conseguido la atención y el respeto de la crítica más especializada. Hacia lo salvaje marcó un antes y un después en lo musical y compositivo, pasando a ser un proyecto sostenido de un modo totalmente independiente al abandonar la todopoderosa EMI y crear Discos Antártida , su propio sello discográfico. Eso sin contar el hecho de que han sabido rodearse de músicos de primera línea, como por ejemplo Toni Toledo y Jaime García Soriano (ex-Sexy Sadies) o Abraham Boba (León Benavente).
Nocturnal no inventa nada, pero es un ejemplo de la evolución natural y versatilidad, así como de fidelidad a un concepto musical. Sin embargo también es la confirmación del paso atrás que dieron con el disco anterior, así como una reubicación en la escena en general; y es que algo tendrá que ver eso de sacar singles de seis minutos o temas ambient como pista número 2 de sus álbumes. Las atmósferas y letras oscuras predominan ya desde hace tiempo, y constituyen de hecho un atractivo en sus canciones. Atrás quedaron las “Rositas” y los “Días de verano”, por temas como “Niebla” o Noche de cuchillos” -con tintes políticos- que desde luego nos ofrecen una nueva perspectiva de la banda, así como algún que otro experimento instrumental muy de agradecer, como “Obertura”. Con “500 vidas” y “Cazador” la cara orgánica de Amaral deja paso a la vertiente más electro; todo siempre con la fuerza vocal de Eva Amaral y las reconocibles guitarras de Juan Aguirre como denominador común atemporal. El disco, el segundo de producción propia, se puede escuchar como un collage sonoro y mantiene una coherencia musical en todo momento, casi como si tuviera un hilo argumental propio.
Y por si éramos de esos nostálgicos de lo acústico, los maños acaban de sacar una revisión del disco ejecutando el repertorio al completo bajo un prisma mucho más luminoso; si Nocturnal surgió de cenizas crepusculares, Nocturnal Solar Sessions nace para contagiarnos de esperanza.