Tiramos de hemeroteca y uno no puede más que afirmar que cualquier tiempo (en lo que se refiere a la Revetla) fue mejor. Hoy por hoy, la falta de criterio y proyecto por parte del consistorio de Palma campa a sus anchas en cuanto a lo que deben ser las fiestas más importantes de la ciudad, que yacen en manos de la regidoría de Participació Ciutadana y que, con más de media legislatura en marcha, no ha sabido dar un salto cualitativo respecto a las pasadas ediciones.
Por segundo año consecutivo y tras el estrepitoso fracaso anterior (2.113 votos), la concejalía en cuestión no solo no ha rectificado la fórmula, sino que la repite sin ningún tipo de mejora en ninguno de los aspectos más básicos (comunicación, promoción, etc.) dejando la responsabilidad del evento en manos de 2.348 personas, sistema del que que, en boca de la concejala Eva Frade, “no están satisfechos, pero sí validan”.
Volviendo a esa falta de criterio y proyecto por parte de dicha concejalía, nos encontramos con un puñado de bandas, que como en el caso de Sidonie, hace escasos seis meses ya tocaron en la isla, lo mismo que Siniestro Total u Obus, que lo hicieron hace escasos cuatro, un gran error si estamos hablando de cabezas de cartel. Luego nos encontramos con el exceso de bandas tributo, una bofetada a todos aquellos músicos que se esfuerzan en forjar proyectos originales (unos 160 grupos en toda la isla) y, aunque no venga a cuento, o sí, nuestra sociedad y administraciones flagelan con la indiferencia. No olvidemos ese “prime time” que a costa del erario público se le ha otorgado al “youtuber” Joan de Son Rapinya, cuyo aval como músico o DJ brilla por su ausencia, amén de esas 125 personas que han decidido que Camela debía ser la punta de lanza del escenario de la Plaza de la Reina.
En definitiva, salvo honrosas excepciones, que las hay, este volverá a ser un Sant Sebastià de verbena provinciana, de caspa y de naftalina y que, como pudimos escuchar en la rueda de prensa, no augura un futuro mejor. Debería la concejalía reflexionar profundamente si utilizar estas fiestas como probeta de una promesa electoral es la mejor forma de fomentar la participación ciudadana. Por lo pronto, ni los objetivos de participación se han cumplido ni la calidad de las fiestas ha mejorado. Eso sí, Cort se lava las manos descargando su responsabilidad en la ciudadanía.
Totalmente de acuerdo. Se necesitan mas opiniones como estas, que mas que útiles son necesarias habida cuenta con la ineficacia que se estan manejando los fondos del contribuyente, enhorabuena por el artículo y a Ultima Hora por publicarlo.
acertadísimo , GRACIAS ALBERT.