Desperté en medio de la oscuridad, no reconocía el sitio pero me era familiar. Había algo inquietante en la atmósfera, imposible explicar esa sensación, sin embargo me sentía bien. La luz tenue al final del pasillo me invitaba a caminar hacia ella, era un destello claro pero sin deslumbrar, con un punto hipnótico. Una voz me decía cosas que no entendía bien y aún así me reconfortaba. Sombras en la pared parecían proyectar extrañas criaturas que me desconcertaban, aunque en ningún momento me llegaron a asustar…
Nunca supe del todo si en realidad seguía soñando o por un momento eso fue real. Y pese a todo una certeza, recuerdo bien la música, sonaba Lava Fizz…
Lo anteriormente escrito es lo que, sin pensar mucho, me sugirió el escuchar sobre todo los cuatro primeros temas del debut de Lava Fizz («Holey», «Honest», «We’ll never fight again», «Ambivalence»). Pero tras haberlos entrevistado y escuchar la explicación del tema de cierre, «El refugiado, el lobo y el cordero» cobra un sentido muy diferente. Ya de por sí es un tema martilleante que golpea con energía pero la letra coge gran fuerza al entender el homenaje que es a esos pobres refugiados que son bombardeados, despojados de todo, obligados a huir, engañados, humillados… Buf, gran final para un EP bastante redondo.
Entra bien pero tranquilo, póntelo en bucle que no cansa… ¡Larga vida a Lava Fizz!