‘Tus primeras 10.000 fotos serán tus peores fotos.’
Henri Cartier-Bresson, fotógrafo
Hace unos meses Nacho del Valle me dijo si quería colaborar con Notodoesindie. Quizás la opción sensata hubiera sido dar un no por respuesta pero él, qué listo es el jodido, aprovechó mi admiración por Rayden y mi amor por Zahara para embaucarme con la posibilidad de entrevistas con ellos. Quién podía decir que no ante aquella propuesta. Meses después de aquello hay veces que me arrepiento de no haberme negado por aquel entonces.
Me arrepiento cada vez que me aparece la notificación en Facebook indicándome que tengo que entregar un artículo, el cual por supuesto no sé sobre qué va a tratar y mucho menos he empezado a escribir a escasas horas de vencer el plazo de entrega.
Así que aquí me encuentro ante la página en blanco pensando qué podría contar que no resultase tedioso y que cubriera el expediente para salvarme al menos durante el próximo mes de volver a escribir. Y mientras miro cómo parpadea el cursor en la pantalla recibo un Whatsapp de un amigo que me dice que me ha dejado las fotografías del concierto del pasado sábado en una carpeta de Drive. “Míralas pero creo que no hay nada que hacer. No me gusta ninguna”, me escribe.
Entro en la carpeta y compruebo que, efectivamente, no hay nada que hacer. La mala iluminación del escenario (escasa y monótona), nuestros objetivos (menos luminosos de lo que nos gustaría) y algún que otro tembleque de mano ha dado como resultado unas fotos oscuras, movidas e impublicables.
En momentos como este me acuerdo de la frase de Henri Cartier-Bresson que abre el artículo y pienso en cuando, hace casi un año, decidí que sería divertido pasar los fines de semana yendo a conciertos para fotografiar lo que allí pasaba. Y es curioso como el empezar a hacer algo por divertimento puede terminar cambiando parte de tu vida.
Siempre he dicho que soy un negado para la música, mi falta de ritmo y de oído, mi incapacidad enfermiza para reconocer canciones y mi escaso interés, durante años, por ESCUCHAR música y no sólo oírla me llevó a permanecer bastante desconectado del cuarto arte. Con el paso de los años y con la democratización del acceso a la música (legales y de pago) eso ha ido cambiando (aunque, por desgracia, mi arritmia y mi falta de oído no han desaparecido).
Ese interés creciente, y tardío, por la escena musical y mi pasión por el audiovisual fue lo que me llevó a querer ir a tomar fotos en los conciertos.
Seguro que más de uno al leer esto (si es que alguno ha llegado hasta aquí) está pensando algo del tipo: “mira este qué morro; concierto gratis y encima buenas vistas”. Y no nos engañemos, tal y como cantan Love of Lesbian, las primeras filas son la obsesión de gran parte del público asistente y el ir a hacer fotos te coloca en ese espacio intermedio, esa zona de nadie, que separa el escenario de los espectadores haciendo inevitable que por momentos te sientas un poco privilegiado. Pero esa posición en muchas ocasiones es efímera y perecedera, no llegando mucho más allá de la tercera canción, mientras que lo que se queda de forma perenne es el recuerdo de la experiencia. Pues sí, el uso de Spotify ha provocado que mi interés por la música empiece a despertarse, el ir a hacer fotos a los conciertos me ha hecho apreciar y valorar el directo y descubrir que (iluso de mí), independientemente del tamaño del bolo o evento, el escuchar una canción que te gusta en directo es una satisfacción difícil de igualar.
Hace unas horas empecé este artículo sin saber muy bien qué contar y ahora mientras pienso en cómo acabarlo mientras coloco fotografías descubro que en menos de un año han pasado por el objetivo de mi cámara gente como Son & The Holy Ghosts, Bebe, León Benavente, Lava Fizz, Astoria, Angel Stanich, Fuel Fandango, Rayden, Zahara, Carmen Boza, M-Clan, Capsula, Sexy Zebras, Lili’s House, The Prussians, The Nawers, Yoyo Banana, Sidonie, Guadalupe Plata, L.A., Núria Graham, Meritxell Gené, Donallop, The Wheels, Les Sueques, Ice Crime, Delorean, Cycle, Dorian, Quique Gónzalez, Lenny Zakatek, Miss Caffeina, Second, Izal y algún que otro etcétera.
Todos ellos han puesto su granito de arena para que a día de hoy no entienda la música sin su directo y han ayudado a que, poco a poco, me acerque a mis primeras 10.000 peores fotos y sólo espero que una vez llegue a ellas siga haciendo fotos movidas, oscuras e impublicables pues eso indicará que tengo que seguir practicando y por lo tanto tendré que continuar yendo a conciertos. Todo sea por mejorar.