Tame Impala hace tiempo que merodea por el panorama musical con gran éxito. Desde que empezaron a hacer “sold outs” y moverse por festivales rodeados de los más grandes no han dejado de tener aciertos, lo que sin duda les ha llevado a lo más alto de los carteles junto a los que antes les veían desde arriba, tops musicales, radios y altas cifras de ventas y reproducciones de sus temas en las distintas plataformas hacen que hoy en día Tame Impala sea un monstruo.
Creo que dicen ser rock psicodélico, o lo decían, para mí no es la etiqueta más adecuada para un grupo que gusta a la gran mayoría, poperos, indies, electroniquillos entre muchos otros targets de gente que no tienen nada en común entre ellos. No obstante, etiquetas aparte que me pierdo, tienen la capacidad de tener un volumen de impacto enorme sin que nadie les considere comerciales en el sentido despectivo que se le da en el mundo de la música a esa palabra, sin que la gente murmure “como han cambiado de estilo para vender más”, (cosa que yo sí creo que ha pasado) pero me flipa la capacidad de poder hacer eso, y tengo una conclusión.
Hay gente que sin medios y sin dinero hace cosas geniales, y gente que con dinero hace cacas, pero cuando a alguien que tiene buen gusto le das medios, pasa esto.
Así que mi crítica a Tame Impala se resume en dos palabras “buen gusto”, sin más, ni va a ser mi disco favorito, ni lo voy a insultar por rozar (o estar de lleno) en lo comercial, me parece que desde los ritmos, voces y los vídeos que acompañan al disco son de tremendo buen gusto y creatividad.
Tres datos molones.
1. Todos los videoclips de Tame Impala merecen mucho la pena.
2. En el video de “The less I know the better” la chica de la espaldera lleva una camiseta que pone PAGUERA – MALLORCA.
3. Me hacen mucha gracia estas declaraciones de Parker: «Recientemente, de todas las ventas de los discos de Tame Impala afuera de Australia he recibido… cero dólares. Alguien gastó el dinero antes de que llegue a mí. Probablemente nunca consiga ese dinero».