– Papi, no puedo dormir…
– ¿Quieres que te cuente un cuento?
– Vale.
– Te voy a contar una historia que debería explicarse en el colegio.
Érase una vez la historia de un chico que tenía mucha imaginación. Desde joven le encantaba cantar y componer canciones… Sus canciones eran mágicas, hacían sentir mejor a todo aquel que las escuchaba. Era tan creativo que tenía poderes, bastaba que se imaginara algo y se convertía en ello: hombre del espacio, mimo, extraterrestre, pirata, hombre estrella… Tal era su facilidad para disfrazarse que lo llamaban El Camaleón, hasta sus ojos cambiaban de color, todo en él era magia. No paraba de cantar y componer canciones, pronto se haría famoso y querido aunque no todo el mundo lo comprendía, además El Camaleón era un poco travieso y con sus amigos La Iguana y Lou estuvo a punto de meterse en problemas serios… pero él se aferró a la música y gracias a su luz encontraría el camino para escapar de dentro del laberinto en el que se había metido.
Tal era su grandeza que hasta La Reina quiso nombrarlo Caballero, pero él se negó pues no estaba de acuerdo con muchas de las cosas que la Reina hacía. Él se sentía más cerca del pueblo que de la realeza y eso que también le llamaban El Duque Blanco. Su don para componer grandes canciones le acompañó siempre, hasta en los momentos difíciles y por ello era más que admirado, todos los grandes cantantes querían subirse a un escenario con él, era ejemplo para muchos jóvenes que se inspiraban en El Camaleón y hasta los más ilustres artistas versionaban sus canciones.
Un día El Duque Blanco se puso enfermo… Sin embargo él no deseaba que el pueblo que tanto lo quería se pusiera triste, así que ideó un gran plan… su último plan final. El Camaleón se propuso hacer unas canciones tan bonitas que estuvieran al nivel de la música que él había compuesto durante toda su vida. Era tan bueno que cuando se marchara no quería que nadie le llorara por eso se propuso hacer lo mismo que durante su vida había gustado tanto al pueblo. Su vida había sido arte, así que quiso que su muerte estuviera a la altura y por ello se despidió haciendo arte. Esperó a tener su última colección de canciones preparadas y cuando estuvieron listas se las dio al pueblo, en el mismo día de su 69 cumpleaños. La reacción de la gente fue muy positiva y El Duque Blanco se puso muy contento, por fin podía acabar su plan… Entonces, sólo entonces, El Camaleón realizó su última transformación, El Hombre Estrella se convirtió en Estrella Negra, se subió en su cohete y se marchó sin hacer ruido. Sus allegados querían rodearlo pero era tal su generosidad que les pidió que le dejaran solo, que estuvieran con el pueblo.
Como no podía ser de otra manera todo el pueblo salió a la calle, hombres y mujeres de todo el mundo le recordaban y cantaban sus canciones. Llevaba muchos años sin poder salir a cantar con tanta frecuencia como le hubiera gustado, pero un sentimiento de gratitud empezó a brotar en todo el mundo, nadie se había olvidado de él en ese tiempo… Y con su marcha consiguió algo casi imposible, que un mundo totalmente dividido por una vez se uniera por algo.
Y desde ese día muchas personas comprendieron que cada vez que escuchaban la música de El Camaleón y recordaban su generosidad se sentían mejor y podían conseguir cualquier cosa que se propusieran, incluso convertirse en héroes aunque fuera por un día.
(A Nico y Ángel)
