Dicen que la edad y la tan manoseada madurez suelen traer consigo más tranquilidad y sosiego. Muchas veces eso se traduce en una vida más o menos estándar con hipoteca, pareja fija y críos. Todo un logro sin duda en tiempos de impaciencia e inmediatez.
Si extrapolamos esta evolución natural al plano musical, no encontraremos extraño en muchos casos ese retorno a los clásicos, esos giros hacia las melodías más accesibles. Jugamos a caballo ganador y repetimos una y otra vez aquellas canciones que probablemente nos hagan sentir que el tiempo no ha pasado.
Pero sin embargo nos olvidamos de que un día fuimos heavies, punkies, rockers, emos o lo que sea que necesitáramos ser en aquel momento. Pero seguro que fuera como fuese, nos sentíamos los reyes del mambo. Bien con nuestra cadenita colgando del bolsillo del vaquero, nuestra chupa de cuero o nuestra pulsera de pinchos; o dejándonos esa melena salvaje que ahora tanto nos avergüenza en fotos. Probablemente quedan heridas de guerra a modo de tatuajes, ahora medio horteras; o incluso con suerte aún mantenemos aquel piercing que tanto traumatizó a nuestra madre. Aunque quizás fuera cosa de la edad. Lo único cierto es que éramos más duros de pelar…, o eso creíamos.
Con la playlist de hoy me voy a mis días más punkarras y hardcoretas con grupos del palo; había muchos y con sonidos diferentes como Down by Law, Pennywise o Lagwagon si hablamos de punk-rock melódico; o gente como Limp Bizkit, Linkin Park o los mismísimos Deftones dentro de la escena nu-metalera. Pero si hubo un género que despertó en mi interés fue el entonces denominado emo-rock (emotional rock) encabezado por grupos estadounidenses como The Get Up Kids, The New Amsterdams, Saves the Day, o los enormes Jimmy Eat World. Sin duda una música para captar con todos los sentidos, con rabia y melancolía a partes iguales; justamente música de lo más emocional.
Si estáis en «modo perreo» tan sólo dadle al play y la música hará el resto. Eso sí…, recupera tus cadenas y tus cuernos que esto hará ruido 🙂