“Emptiness replaced my soul / My soul, replace my soul”
Creo que existe luz en la oscuridad; y me atrevería a decir que los seres más oscuros son probablemente aquellos más sensibles y clarividentes, con una capacidad perceptiva superior, lejos del común de los mortales.
Si hablamos de John Anthony Frusciante (Nueva York, 1970) seguramente la mayor parte de nosotros lo situaremos rápidamente como el guitarrista intermitente de los Red Hot Chili Peppers (1988-1992 / 1998-2008). Pero quizás poca gente conoce su faceta como cantante, compositor y productor. Sí, un tipo que de primeras no debería aburrirse; aunque durante un tiempo decidiera vagar por esos inframundos de la experimentación a través de dudosas adicciones, en busca de su resituación en el mundo. Pues bien, este mismo tipo ha sacado once discos como solista abarcando géneros que van desde el rock experimental y ambient, hasta el new wave y la música electrónica. Como decía, un tipo inquieto, que sin duda quedó marcado por su relación con las drogas y el proceso destructivo derivado hasta el coqueteo con la mismísima muerte.
Para fortuna de todos, el mundo recuperó a un tío que sobre todo, paradójicamente, ama la vida a día de hoy; y eso se nota en el amor y la intensidad que desprende su obra musical (también pinta, pero eso quedaría para un “NotodoesLienzo”, o algo así..). Conocemos sus riffs y sus punteos a la izquierda de Anthony Kiedis, el siempre bien conservado frontman de mis venerados Red Hot Chili Peppers. Pero su estatus de reputado guitarrista va más allá de la banda californiana, e incluso una encuesta producida por la BBC inglesa le nombró en su día el mejor guitarrista en los últimos 30 años, lo cual no es poco decir. Con influencias de ilustres como Jeff Beck, Jimmy Page o Jimi Hendrix, el neoyorkino se inició en el punk más underground, para pasar a una técnica guitarrera mucho más centrada en la emotividad y la melodía, pero dejando a un lado cualquier tipo de virtuosismo. De hecho, Frusciante ejecuta su propio estilo, por momentos sucio y chatarrero, como resultado de maltratar a la guitarra y probar formas de distorsión en los solos. Y eso precisamente lo hace «Frusciante», lo hace único.
Pero fue allá por el 2009 cuando “el otro Frusciante” se me reveló al escuchar Curtains, noveno álbum en solitario editado en 2005, enmarcado en una serie de seis discos en seis meses. ¡Una locura vamos! ¿Qué hombre de dios en su sano juicio se embarcaría en semejante proyecto-suicida? Cierto es que entonces la vida ya le había pegado un par de bocados…, ¿o fue él el que se los dio a la vida? Bueno, da igual… Este álbum, a diferencia de los otros, es de corte más acústico y folky, y nos dibuja a un Frusciante pletórico que se encarga de la mayoría de los instrumentos. Es una colección de 11 canciones bastante desnudas tanto en lo musical como en lo emocional; yo me imagino a Frusciante en su día escribiéndolas improvisadamente, apresuradamente, con miedo a perder ese brote de inspiración que a veces llega y hay que coger al vuelo.
El Universo Frusciante es envolvente e incita a indagar sobre el personaje, a conocerle y querer más de él. Escuchar a Frusciante es reencontrarse con la honestidad hecha música; es descubrir a ese hombre temerario y kamikaze, que despojado de todos sus temores, se lanza al abismo de las emociones en busca de algo de verdad.
Porque no hay muchas cosas de verdad, pero la música jamás te miente.
Grata sorpresa me he llevado al ver resañado un disco de Frusciante aquí.
Precisamente llevo una buena temporada indagando y profundizando en la carrera en solitario del bueno de John y, efectivamente, Curtains es uno de los trabajos más destacados. Quizás el más folkie y también el más accesible de sus discos y supongo que es lo más cercano que llegará a estar del éxito (hablando siempre de su carrera en solitario, que con los RHCP lo alcanzó y con creces) gracias a esa maravilla que es The Past Recedes.
Yo, a día de hoy, me quedaría con The Empyrean o con To Record Only Water For Ten Days, depende del día, pero como digo este Curtains no le va a la zaga.
Si hubiera que ponerle un pero a su carrera es que sea tan prolífico. No sería criticable si mantuviera unos mínimos de calidad; entre su docena de discos en solitario, sus múltiples colaboraciones y los discos conRHCP también hay truñacos gordos, pero ¿Quién puede ser un perfecto las 24 horas del día y los 365 días del año? John no, pero yo desde luego no se lo tengo en cuenta.
Gracias por tu aportación Uxío! Muy cierto, la perfección de la imperfección.. 😉
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