Cuántas veces, desde que volví, he echado de menos vivir con banda sonora. Echarme a la calle y descubrir casi en cada rincón una canción escapándose de la ventana de alguien, de los labios de alguien, del saxo de alguien, de las manos de alguien. Verme inundada, asaltada prácticamente, por un hilo musical, un discurso que sin palabras la ciudad entablaba conmigo de manera tan gratamente inevitable. Alegría, buen ánimo contagiosos, eso prometían todos antes de que me fuera a Nueva York. Tratando de descifrar el secreto de esa alegría, que son, seguro, muchos y no uno solo, sigo sin poder evitar echarle la mayor parte de la culpa a la música sonando en la ciudad.
De regreso a la mía, a un Madrid un tanto endurecido, me he preguntado muchas veces qué sería de nosotros, sus habitantes, si tuviésemos más música en nuestras calles, y cómo el no tenerla y sí en cambio ruidos fuertes, palabras duras, cómo esa otra banda sonora no tan agradable podía afectar a nuestro devenir cotidiano por sus calles. Parece que algunos más se lo han preguntado, como Massimiliano Casu, que en Medialab el Prado, en el marco de «Interactivos´?14: repensar la acción y el comportamiento colectivos», expone su Streetremix, un instrumento musical creado junto a los colaboradores Amelia Franas, Rubén Coll, Carlos G. De Juan, David Del Valls, Patricia Raijenstein, Gabriel Madirolas, Mauro Benavidez y Javier Rubio, que permite una excepción en el ruido de la ciudad a través de la activación o desactivación de sonidos por medio de nuestro tacto. Massimiliano explica cómo en el suelo suenan las bases mientras que en los dispositivos táctiles hay loops que posibilitan la obtención de un resultado digno, salir de allí con la sensación de que nuestro mero tacto, nuestra simple aparición, ya provoca música en el ambiente. Si tus suelas, como las mías, son demasiado gruesas y aislantes, Streetremix se negará a sonar. De manera que me veo inesperadamente descalza y jugando en medio de Medialab.
Massimiliano habla de su interés en dinamizar la participación en el espacio público. Recalca el papel de la música como dinamizador relacional, y cómo ésta puede llevar a otras formas de pensamiento y ayudar a reinterpretar la ciudad desde cero. «La música quita esta dinámica monofuncional que todo tiene dentro de la ciudad y hace que se puedan imaginar otros mundos», comenta. Massi ha trabajado en microacciones desde lo más efímero a pequeños soundsystem transportables para comunidades. En Matadero, junto a Grupal Crew Colective, ya tiene una cita anual con Do it your set! El grupo quiere empezar a experimentar nuevas fórmulas de «fiestas de todos», rompiendo las jerarquías entre público, artistas y organizadores. En esta noche quien quiere puede participar como Dj durante unos diez o quince minutos teniendo a su disposición un equipo profesional, visuales y un animador que hará del participante una estrella. Transcurrido su momento, volverá a bailar como integrante del público.
Grupal Crew trabaja también en una estación de grabación abierta en la que cualquier persona puede pedir cita y en una sesión exprés de tres horas componer, grabar una canción y llevarse el cd. Ellos, explica Massi, lo usan para hacer un observatorio de identidades musicales en distintos contextos y ver cómo la música relata algo de nosotros, sobre todo en términos de identidad colectiva. «Al elegir un género musical o un artista de referencia hablamos por un lado de nuestros gustos personales, pero en buena parte lo considero un acto relacional, quién se inserta en una subcultura y adhiere a cierto modelo de vida. Este proyecto intenta poner a la gente a relacionarse de manera lúdica, haciendo música, hablando una lengua franca. Y este diálogo, igual que en algún momento puede aplacar diferencias, en otro puede hacer surgir otras mucho más grandes, pero de todos modos produce debate, relación, produce imaginación de otros mundos posibles.» Con este proyecto por el momento han estado en Madrid, Bogotá y Puerto Colombia.
También, como acción de protesta por los castings de selección para los artistas de calle en Madrid, realizaron un soundsystem silencioso. En la calle, cuatro personas a la vez podían ponerse a escuchar música y bailar… con cascos, y en silencio. Massi opina que quitar la música de la calle es eliminar el último espacio de gratuidad excluyendo a muchísima gente, pensando en particular en el mundo adolescente al que si se le quita esta posibilidad, se le quita la oportunidad de escuchar música socialmente.
El próximo fin de semana, el sábado 13 de diciembre, Grupal Crew tiene nueva cita en Matadero Madrid con todo el que quiera pasar a probar su PVC soundsystem, ¿te animas? Aquí, un ejemplo de las posibilidades tecnológicas con las que trabajan.
http://youtube=http://youtu.be/Y3eSrUQTesg
Massimiliano Casu da la oportunidad de jugar, en solitario o en grupo, a afectar a ese ruido colectivo del que, seamos conscientes o no, formamos parte. Podemos elegir qué teclas pulsar, que bases pisar y qué música hacer para colaborar en el sonido de nuestra ciudad. Igualmente podemos hacerlo desde la escucha, un proceso más individual que es también parte fundamental de la música. Te invito a ver este vídeo que comparto, de la película «Amor y letras» y a probar a hacerlo, lo de ponerle banda sonora a tu paso por tu ciudad. Tal vez encuentres que tu percepción de la cotidianeidad varía en algo. Quizá no pase nada. O quizá se dé, quién sabe, una especie de reconfiguración de la realidad, una reorientación de tus sentidos, inexplicable, que solo la música puede lograr con su magia. Porque: «La gracia, descubrí, no depende del tiempo ni el lugar. Sólo nos hace falta la banda sonora adecuada.»
http://https://www.youtube.com/watch?v=XlG3zWd_qEE
Como dice la protagonista de la cinta: «Experimenta y me cuentas.»
Cuéntanoslo. Y si la banda sonora que escoges no es indie, si es ópera, o la canción más popera del momento, esa que no le confesarías a nadie que te gusta, que te sube el ánimo y te hace salir de casa con mejor pie, tranquilo, no se lo diremos a nadie. No te preocupes. Tu secreto está a salvo con nosotros.