La falta de un hermano mayor siempre me mancó en cuanto a influencias musicales en mi difícil infancia de los años 80, época de cambios en el panorama nacional, mientras mi padre ponía en el radiocasete del coche el carrusel deportivo o los grandes éxitos de José Manuel Soto o los mejores chistes de Arévalo.
Los 90 no fueron mucho más agradables… por lo menos los compañeros de clase me pasaban las casetes mil veces grabados de Nirvana, Metallica y Red Hot Chilli Peppers… todos grandes grupos, sin duda, pero mi sangre anticonformista sentía que no encontraba mi lugar en esos años de generación K con poco futuro para una tribu urbana indie que se estaba incubando en el pop y en el rock urbano.
Finalmente un compañero del lejano y dificilísimo COU me empezó a pasar cds de grupos de los que nunca había escuchado hablar: Sex Pistols, Barricada, Eskorbuto, La Polla Records, The Clash… transmitían esa rabia interior adolescente con miles de preguntas y con casi no respuestas que tenía en mi interior y que deseaba transmitir.
Siempre recordaré la frase de Joe Strummer en su documental “Joe Strummer: The Future Is Unwritten” (Julien Temple, 2007) que recomiendo con gran pasión, en el que decía: “nunca le robaría dinero a un amigo, sin embargo, si pudiera, si me acostaría con su novia”, mientras su compañero de banda Mick Jones asentía… “sí, sí”. Esta era quizás la base de los Clash, anticonformismo, anarquía y confrontación. Eran el grupo más importante e icónico de la primera oleada del punk, sólo mínimamente ensombrecidos por los nihilistas y no menos buenos “Sex Pistols”, o los más sencillos y pegadizos “Ramones”, los otros representantes del estilo; Estos, Los Clash exhibieron una intencionalidad política en sus letras que con el tiempo se convertiría en su característica distintiva fundamental. El idealismo expresado en las composiciones también creaban himnos generacionales que hemos escuchado hasta la saciedad, y sin cansarnos, canciones como “London Calling”, “Should I Stay or Should I Go?”, “White Riot”, “Tommy Gun” y un sinfín de temazos.
De hecho “London Calling” (1979) es considerado uno de los mejores discos de rock de la historia, ¿a quién le extraña? jeje.
Fotografía utilizada para la portada del disco «London Calling» (1979), el año en el que nací.
Hastiados por los avances tecnológicos que hacían que miles de británicos perdieran su trabajo, el increíble ascenso de los precios inmobiliarios que no permitían al joven autoabastecerse, y el sinsentido de la guerra de las Malvinas y del inminente neoliberalismo mercantil que aumentaba las diferencias sociales y hacía más borrego, aún si cabe, al británico medio, que no sabía apenas nada de lo que sucedía fuera de su país, ni le importaba. Ese vacío existencial, provocado por los que aún tenían trabajo, adormecidos cuales muertos vivientes en una rutinaria carrera de trabajo-pub-televisión-trabajo-pub-televisión, los CLASH, abrieron la mente a muchos con preguntas implanteables en la época Thatcher, queenelinfiernoarda, dentro del gran hermano británico.
En la foto después de una entrevista en tv en la que Mick Jones confirmaba (irónicamente claro) que “London Calling” no criticaba la política británica del momento.
Apodados por su discográfica «the only band that matters» («la única banda que importa»), el grupo que nunca se desvió de sus ideales ni de sus costumbres por buscar beneficios personales. Entonces díganme señores, ¿debería quedarme o irme?. No hace falta que respondan, The Clash siempre tendrá un sitio en nuestros corazones, son inmortales.
Aún ahora, con los tiempos que corren política y socialmente, sigo teniendo ese espíritu protestón y algo punk-rock transgresivo, pero sólo mentalmente, ya no necesito demostrar nada a nadie, ni pintarme el pelo de colores o llevar la camiseta de mi banda. Ahora disfruto de sus vinilos en el salón de mi casa mientras contesto emails o escribo para notodoesindie.com . Pues eso…
¡Larga vida al PU-nK!
Como soy especista en videos musicales aquí os dejo unas joyas de la banda:
London Calling (1979)
Rock the Casbah (1982)
Should I stay or should I go? (1982)